Decolonialidad, risa rugiente y resentimiento mutuo en la comedia política mexicana
Raúl Acosta
En línea con NoJoke, sostengo que a través de chistes y comentarios gráficos astutos, los comediantes y caricaturistas políticos dan forma a los debates públicos sobre elementos centrales de la vida colectiva en México. Este es especialmente el caso en un país conocido por las constantes risas y bromas de su población. Desde su posición de líder político, AMLO afirma constantemente que ha dado la vuelta a la tortilla contra los que se reían de los pobres y desfavorecidos. Pero sus afirmaciones parecen ignorar el festín de bromas y humor que ha invadido la esfera pública a su costa. Así pues, una pregunta irónica pero analíticamente pertinente es: ¿Quién se ríe ahora? ¿Los desfavorecidos? ¿O son los privilegiados? ¿O es que la polarización actual eclipsa otras críticas que se están produciendo?
Mi propuesta es la de un enfoque antropológico experimental, que combine métodos analíticos tradicionales con una serie de actividades concertadas, esfuerzos de colaboración y actuaciones provocadoras. Así pues, este proyecto se basa en tres ejes: estudiar, participar y experimentar. Tengo previsto (a) llevar a cabo un estudio sobre la representación de las diferencias étnicas y de clase dentro de México en las caricaturas políticas y la comedia satírica en Guadalajara y Ciudad de México; (b) participar en diversos talleres de comedia, academias de stand-up y otros encuentros de cómicos en ambas ciudades; y (c) experimentar con la posibilidad de una comedia política decolonial, particularmente considerando la perspectiva indígena como punto de vista, porque lo común es que todo lo indígena sea objeto de chistes pero no que los comediantes indígenas se burlen del ámbito político. En línea con el proyecto paraguas NoJoke, este proyecto investigará junto a caricaturistas y humoristas. Cada uno de los tres ejes se plantea en diálogo con ellos o directamente implicado en situaciones cómicas. La elección de Guadalajara y Ciudad de México obedece a constelaciones políticas peculiares. Ambas ciudades ocupan un lugar central en los debates nacionales, y el actual gobernador del estado de Jalisco -del que Guadalajara es capital- tiene aspiraciones presidenciales. Como capital del país, Ciudad de México es donde se celebran los debates nacionales.
Para (a), el estudio de las representaciones, llevaré a cabo una investigación documental y mediática, así como entrevistas con caricaturistas y periodistas satíricos de Ciudad de México y Guadalajara. Este estudio está previsto en cuatro etapas (1) selección de medios e individuos a examinar, incluyendo quizá dos caricaturistas en cada uno de dos periódicos nacionales y dos locales, así como dos revistas nacionales y dos locales, como también dos comediantes o satíricos por medio a nivel local y nacional; (2) establecimiento de criterios para la muestra de caricaturas políticas, de espectáculos o presentaciones a analizar (marco temporal, frecuencia, número); (3) desarrollo de categorías de análisis para las caricaturas, los chistes y las representaciones a fin de estudiar la representación de las diferencias étnicas y de clase poscoloniales; y (4) búsqueda de entrevistas con los humoristas, caricaturistas y satíricos examinados. Cada una de estas etapas se beneficiará de diálogos con especialistas locales en periodismo mexicano y su historia. Mi objetivo es establecer subproyectos de colaboración con académicos y profesionales locales. El principal de ellos es con la universidad jesuita local ITESO, para montar conjuntamente una exposición multimedia de caricaturistas y humoristas políticos.
Para el segundo eje, (b) participación en escuelas y espectáculos de comedia, participaré como aprendiz en talleres impartidos en Guadalajara y en la Ciudad de México, así como asistiré a espectáculos en lugares dedicados a ello en ambas ciudades. Tengo la intención de ser totalmente transparente con los organizadores de los talleres al afirmar que, aunque realmente intentaré aprender a realizar stand-up comedy, mi principal interés radica en examinar las claves del análisis cómico. Como espectador, tengo previsto asistir a varios espectáculos en Guadalajara y Ciudad de México, donde ha surgido una efervescente escena de stand-up. En especial, trataré de asistir al espectáculo -y tal vez obtener una visión entre bastidores- de Chumel Torres, a quien se ha llamado el John Stewart mexicano, aunque con una postura un tanto racista, sexista y libertaria (Dorcé 2022: 12). De origen ingeniero, Torres ganó notoriedad por un tuit en el que criticaba al ahora presidente allá por 2012. Su estilo franco le valió una atención masiva y fue invitado a escribir una columna satírica semanal en un blog nacional y en un periódico local de Ciudad de México. Pronto creó su propio canal de YouTube, lanzado en 2013 con el nombre “El pulso de la república“. Su popularidad se disparó hasta tal punto que HBO decidió acoger dos temporadas de su programa, hasta que lo suspendieron tras un escándalo nacional en 2020. La Comisión Nacional contra la Discriminación (Conapred) creó un panel especializado en YouTube, para escudriñar mejor el creciente número de denuncias sobre contenidos discriminatorios en la plataforma de videos. Uno de los invitados de la Conapred a la primera reunión del panel fue Chumel Torres. Esto provocó una tormenta mediática y la cancelación del evento. Posteriormente, Torres ganó mucha más notoriedad y un mayor número de seguidores. Desde entonces, Torres se ha reafirmado en sus críticas, burlándose aún más de los que critica como santurrones que no entienden su sentido del humor. Su actual gira de monólogos para la temporada de invierno de 2022, por ejemplo, se llama “El blanco de tus burlas“. AMLO parece obsesionado con Torres, se refiere a él a menudo en sus ruedas de prensa diarias, e incluso le acusa de ser el cerebro de sus críticos conservadores.
Para el tercer eje, (c) experimentar con una comedia decolonial, ayudaré a facilitar la formación de dos o tres jóvenes indígenas como cómicos de stand-up. Vinculo lo decolonial con lo indígena porque los puntos de vista indígenas están muy infravalorados en el país. También es importante destacar que los individuos que se autoidentifican como indígenas rara vez hacen stand-up u otros tipos de comedia performativa en México. Los pocos que lo hacen tienden a perpetuar estereotipos negativos -como la falta de educación o el dominio defectuoso del idioma- de una forma cómica. Un ejemplo es La India Yuridia, cuyo canal de YouTube tiene casi tres millones de suscriptores y que ha ofrecido espectáculos en directo en Las Vegas. Mi idea es apoyar a la juventud indígena y sus puntos de vista y proporcionarles un entorno en el que cultivar su talento y una plataforma para llegar a públicos más amplios.
Humor político decolonial
En el momento histórico actual, a medida que se socavan las instituciones democráticas en todo el mundo, se cuestionan cada vez más las reivindicaciones legítimas de agravio. Los argumentos a favor y en contra de ciertas medidas -como la discriminación positiva- se han visto sometidos a niveles sin precedentes de escrutinio público y debate. En este contexto, algunos artistas indígenas de varios países han explorado formas creativas de expresión para abordar las preocupaciones de sus comunidades. Lo hacen navegando por un equilibrio entre creatividad y contextos cargados. Los esfuerzos por encuadrar estas representaciones en un marco descolonializador pretenden abordar activamente las desigualdades de poder y los legados simbólicos que aún persisten y que afectan negativamente a las vidas de millones de personas. Las representaciones descoloniales de los pueblos indígenas, por lo tanto, ofrecen “imágenes claramente no idealizadas” (Prouty 2018: 30), evitando una trampa típica de las representaciones que tienden a romantizar la indigeneidad. Mi intención es identificar temas que causan gracia entre los pueblos indígenas de México sin caer en la lógica actual de la polarización, para probarlo en audiencias locales y nacionales.
El reto a enfrentar es que lo que gana carcajadas en los espectáculos o un alto número de seguidores en las redes sociales son las caricaturas -tanto figurativas como pictóricas- que simplifican y reproducen preconceptos y ocurrencias establecidas. En la esfera política mexicana, por ejemplo, la actual polarización entre los partidos Morena y de la oposición lleva a los caricaturistas a subrayar los estereotipos extremos de cada bando. Un caso fue cuando en noviembre de 2022, un debate nacional sobre una supuesta amenaza contra el instituto electoral por parte de AMLO dio lugar a una gran marcha de la oposición. Un conocido caricaturista de un periódico de izquierdas publicó el domingo 13 de noviembre una caricatura que mostraba a dos hombres blancos trajeados visiblemente enfadados que representaban a los convocantes de la marcha. El de mayor tamaño hacía un gesto grosero contra un enemigo invisible, mientras decía: “Puede que la convocatoria de la marcha se base sólo en mentiras”, mientras que el otro añade: “¡pero el odio que nos mueve es muy cierto!”. Del otro lado, un caricaturista de un periódico de centro-derecha utilizó una frase de fórmula, repetidamente usada con diferentes intenciones, para arremeter contra el partido Morena de AMLO: “Basta con agregar el requisito de que los votantes tengan que haber terminado la secundaria y, ¡pum!, ¡Morena es historia!”. Así pues, ambos bandos siguen pintando simples caricaturas del “otro” percibido.
En México, el humor subalterno ha sido un ingrediente permanente de los intercambios privados y públicos (Neria 2012; Schmidt 2014). Incluso el régimen de partido único que gobernó la mayor parte del siglo XX recibió un nombre cómico que capta su ethos: dictablanda, en lugar de dictadura (un juego de palabras que significa dictadura blanda, véase Gillingham y Smith 2014). Una historia del siglo XX en tres volúmenes se titula Tragicomedia mexicana (Agustín 1992a, 1992b, 1998). Estoy seguro de que bajo la superficie mediática una ola de nuevo humor político está sirviendo como herramienta -como ocurre en otras partes de América Latina- para imaginar cómo podría ser la justicia (Delupi 2016). Mi hipótesis es que el principio del homo ludens desempeña un papel a la hora de poner a prueba los límites y experimentar con la imaginación de lo que es posible (Huizinga 2014[1938]). Con este proyecto pretendo examinar el entorno de la sátira política, la comedia y la caricatura más allá de la polarización autorreferencial para rastrear -e instigar- preocupaciones vernáculas sobre acontecimientos y constelaciones políticas.
Referencias citadas
Agustín, José. 1992a. Tragicomedia mexicana 1: La vida en México de 1940 a 1970. Ciudad de México: Planeta.
———. 1992b. Tragicomedia mexicana 2: La vida en México de 1970 a 1988. Ciudad de México: Planeta.
———. 1998. Tragicomedia mexicana 3: la vida en México de 1982 a 1994. Ciudad de México: Planeta.
Delupi, Mximiliano. 2016. ¿De qué te reís?: el humor político y la construcción de sentido por la igualdad. Villa María: Eduvim.
Dorcé, André. 2022. “Redes de alteridad en tiempos sindémicos: controversia mediática sociodigital en torno al racismo en México.” Revista de Estudios Interculturales no. En línea primero.
Gillingham, Paul, y Benjamin T. Smith. 2014. Dictablanda: política, trabajo y cultura en México, 1938-1968. Durham: Duke University Press.
Huizinga, Johan. 2014. Homo ludens: un estudio del elemento lúdico en la cultura. Boston: Beacon Press. Original edition, 1938.
Neria, Leticia. 2012. El humor como resistencia política y crítica social: El cómic y el cine mexicanos, 1969-1976, Lenguas Modernas, University of St. Andrews, St. Andrews.
Prouty, Amy. 2018. “Dibujando la resiliencia satírica inuit: Los cómics decoloniales de Alootook Ipellie” esse arts + opinions no. 93:30-37.
Schmidt, Samuel. 2014. Graciosos en serio: Los chistes políticos mexicanos como resistencia social. Tucson: The University of Arizona Press.
NoJoke
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10.3030/101040059
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